viernes, 6 de agosto de 2021

CAPÍTULO 7

 Jordi no se encontraba bien. Estaba practicando senderismo cuando empezó a marearse. Se detuvo. 

Miró su reloj inteligente: las constantes vitales eran correctas. Sacó de su bolsillo un medidor de saturación de oxígeno y se pinzó el índice con él; el dato que le devolvió la pantalla no le gustó, demasiado baja. Al momento, las pulsaciones empezaron a aumentar. "Tranquilo - pensó -, cálmate, no es más que ansiedad, respira hondo y lento, hondo y lento..." 

Allí, cerca ya del camino de ascenso a la Pica d'Estats, estaba solo. Era un día laborable y el mal tiempo que amenazaba tormenta había hecho desistir a los urbanitas aficionados coleccionistas de retos montaraces. Siguió respirando hondo, pero las pulsaciones aumentaron. Taquicardia. Se sentó en el suelo, dejó a un lado la mochila y se tendió mirando al cielo. Las nubes desfilaban amenazantes sobre él. Una gruesa gota de lluvia le estalló en una mejilla. "Me ahogo" - fue lo último que pudo pensar. 

Lo encontraron muerto con la mirada fija en el firmamento, como los albinos ratoncitos de laboratorio de Pifier.

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-La información que obtengamos de los medios de comunicación no sirve. Tráeme al Molt Honorable President; quiero que me diga todo lo que sabe. - Abel estaba de pie con los brazos cruzados sobre el pecho. Había que pasar a la acción. 

A los pocos minutos llego Aragonés escoltado por Noa.

-Querido Cigronet, ahora vas a explicarnos todo, y he dicho todo, lo que sabes sobre la pandemia. Cuando llegaste aquí recuerdo que dijiste que "Argimon lo sabe". ¿Qué es lo que sabe Argimon? 

El Molt Honorable President estaba irreconocible. Se había dejado crecer más la barba y el pelo se le encrespaba en un melenar estilo afro. Estaba muy bronceado; parecía un David bíblico. 

-Las vacunas no funcionan; es más, hay gente que se pone enferma y empeora más rápido. Hasta ahora se ha podido ocultar porque la causa de muerte se atribuye a otra patología. Se trata de no provocar el pánico en la ciudadanía. En los medios de comunicación se disimula bien presentando estadísticas enrevesadas; así la gente se pierde en números absolutos, relativos y discuten entre ellos. ¡Divide y vencerás! Negacionistas y ortodoxos se pelean entre ellos y nosotros podemos hacer lo que consideramos oportuno. 

-¿Monitorizais las redes sociales? 

-Por supuesto. Decirte por ejemplo que el mayor Trapero es Tabarnia en Twitter, Argimon es JuliVResistencia y la ex consellera Vergés es Santiagoycierra: pero ha cerrado la cuenta por estrés. 

-¿A qué nivel funcionan los pasaportes verdes? 

-Son imprescindibles para cualquier actividad. Sin ellos no se puede comprar, vender ni viajar. 

-Rollo la marca de la bestia. 

Alguien gritaba. Prestaron atención:

-¡Arrepentíos, pecadores, el fin de los días se acerca, arrepentíos! 

-Los vaticinios de Zenutrio nos vienen como anillo al dedo. Apocalipsis de San Juan - dijo LaBola. 

Un hombre enjuto, con una larga barba blanca y el pelo largo hasta la cintura, vestido con una tela de saco ceñida con una cuerda de esparto agitaba una campana budista con una mano, mientras sostenía una Biblia con la otra. 

-Era el dueño de un bar en Salou, así que imagínate cómo ha quedado después de confinamientos varios y toques de queda. Ha enloquecido - Noa movió la cabeza con pesar. 

LaBola le llamó:

-Zenutrio, déjame la Biblia, por favor. 

Rossai llegó corriendo con aspecto agitado. 

-LaBola, ¿qué cereal era el que usaban para curar el mal del Fuego de San Antón? 

-Trigo candeal, pero no crece por aquí. Además no era el cereal lo que curaba. Resulta que con el centeno con el que elaboraban el pan en aquellos tiempos medievales, de regalo venía el hongo Claviceps y su psicótropo flipante. Usando trigo en vez de centeno, asunto resuelto. 

-Es que hay algunos del grupo de Médicos por la Verdad, los que se encargan de hacer el pan para la comunidad, que tienen síntomas de ergotismo. 

-Ya les dije que vigilaran con qué hacían la masa madre. Los médicos no tienen ni idea de Microbiologia. 

LaBola buscó el Apocalipsis en la Biblia de Zenutrio. Allí estaban los proféticos versículos:

"Fuele dado infundir espíritu en la imagen de la bestia para que hablase la imagen e hiciese morir a cuantos no se postrasen ante la imagen de la bestia, e hizo que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se les imprimirse una marca en la mano derecha y en la frente y que nadie pudiese comprar o vender sino el que tuviera la marca, el nombre de la bestia o el número de su nombre."

Apocalipsis 13, 15-17.

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