- ¿Qué pasa, Rita?
- No lo sé, mira - la enfermera extendió la mano con un gesto de impotencia. La sala de espera de urgencias estaba llena: gente tosiendo, algunos acudiendo cada 5 minutos al baño aquejados de diarrea incontenible; varias personas estaban tiradas en el suelo incapaces de mantenerse erguidas en las sillas.
- Hacía tiempo que no veía esto así - el médico bajó la cabeza. ¿Qué demonios estaba pasando?
- Las placas salen todas fatal - dijo el residente de segundo año. - Neumonía.
Sí, neumonías. Otra vez. De nuevo intubar. Pero esta vez no eran personas obesas, hipertensas, cardiópatas o diabéticos; eran todos: adultos, niños, ancianos, viejos y jóvenes. Un escalofrío le nació del vientre y le recorrió las fibras nerviosas hasta las extremidades. Ya hacía tiempo que el doctor no estaba tranquilo: el fiasco de la vacuna del CSIC le había puesto sobre aviso. Los macacos muertos... La noticia se silenció oportunamente. Por eso él había tomado una decisión: vacunarse a sí mismo, pero no al modo ortodoxo. Tal y como requirió el Colegio de Médicos, había llenado la jeringuilla, había subido la manga de su camisa, limpiado con alcohol un trozo de su piel y había apretado el émbolo. El chorrito de líquido amarillento caía al suelo. Se bajaba la manga y se sentaba frente al ordenador. Tecleaba su número de tarjeta sanitaria, el número de colegiado, rellenaba el número de lote, la fecha y listo. La cámara de seguridad de la consulta daba fe del hecho. Así lo hizo con todas las dosis que la OMS habían impuesto: 10. 10 dosis en 2 años, siempre con el propósito de cortar el paso a las nuevas variantes que se generaban sin cesar, las variantes de escape. Él sabía que una vacuna contra un coronavirus nunca funcionaría. Lo supieron desde el principio los veterinarios y los biólogos, pero la industria farmacéutica no iba a dejar escapar el pastel de su vida, y no se le escapó.
Un toque en el hombro le sacó de su ensimismamiento.
- Doctor, hay que intubar. la UCI se está llenando.
- Voy.
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Light salió de su cuevecilla gritando:
-¡Eh, gente, vuelve a empezar, vuelve a empezar! Tecleó en su móvil y conectó la emisora de Catalunya Informació a un astroso altavoz que multiplicaba el sonido por el acantilado en varios decibelios roncos.
-"... en los hospitales, los servicios de urgencia han registrado 120 ingresos en UCI en 24 horas..."
Todos los renegados detuvieron sus actividades. Solamente continuaron jugando las criaturas del colegio improvisado que Nuri se encargaba de gestionar en un agradable recodo del vallecillo. Para ellos todo era un juego: con palitos, piedrecitas y plumas del gallinero construían palacios comparables a los de Las Mil y una Noches. Había niños de diferentes edades, pero el buen hacer de Nuri conseguía que todos recibieran una formación adecuada a su edad.
-¿Y ahora qué demonios pasa? - preguntó al aire Vader. El altavoz seguía roncando.
-"... mensaje del conseller Argimon que anunciará un confinamiento a partir del lunes a las 6 de mañana. En España, varias comunidades autónomas se encuentran desbordadas por inesperado aumento de casos..."
-Oh, no - Kostian abrió mucho los ojos y estrechó contra su pecho una cesta cargada de tomates maduros. - No acabará nunca.
- No acabará nunca, no acabará nunca - bailoteaba Martina, agitando un palo rematado en conchas de caracoles atadas entre sí. ¡Los 5 aminoácidos, los 5 aminoácidos!
-¿ De qué 5 aminoácidos habla Martina?
- Prolina-Arginina-Alanina-Arginina- Arginina, una secuencia que según ella es añadida al genoma del virus. Antes de llegar aquí - señaló el paisaje alrededor - Martina era muy activa en Twitter. Pretendía salvar a la humanidad y se dedicó a comparar genomas. De todo llevaba Coronita: trozos de bacterias, de hongos, de rickettsias, de protozoos y hasta de dinosaurios encontró en sus 30.000 nucleótidos. Pero de tanto consultar bases de datos de genomas, la pobre enloqueció - miró a la mujer que seguía saltando mientras agitaba su bastón ritual.- Algún punto acertado debió tocar - sonrío LaBola - porque empezaron a mofarse públicamente de ella. Mis colegas pueden ser muy hirientes a veces. No deberían haberlo hecho así.
-"... se anuncia la comparecencia de urgencia del Conseller Argimon para dentro de media hora" - remató el altavoz. - Se ruega la máxima atención a la ciudadanía. "
-Uy, uy - Abel agitó la mano. - Se masca la tragedia...
Todos los habitantes de la colonia de renegados se congregó en la placita. La voz del Conseller resonó desde el altavoz:
-"... como Conseller de Sanitat no ordeno, sino que pido, ruego incluso a aquellas personas que no hayan recibido ninguna de las dosis de la vacuna, que acudan a los centros sanitarios. Sé que no nos hemos comportado de forma correcta con vosotros...
-Llamarnos leprosos no estuvo bien, ¡no señor! - masculló un viejo barbudo.
- "... y por eso os pido perdón. Perdón desde el fondo de mi corazón. Pero os necesitamos para valorar que está pasando con la nueva ola que nos afecta...
-¡Ni de coña - gritó Rou -,una mierda! Algo maquinan esos cerdos.
-... vuestra ayuda será generosamente recompensada...
-Mira tú, me darán la casa de éste - Marian señaló hacia el President Aragonés, que chupaba una raíz de regaliz mientras se ajustaba el taparrabos. - Entonces igual sí colaboró.
-"... pensad que con una sencilla transfusión de sangre podéis salvar una vida...
- Anda, ahora nos necesitan y nos quieren chupar la sangre; ¡pues que se jodan! - Gaspar hizo un ostensible corte de mangas coreado por parte de los asistentes.
-PRARR, PRARR - danzaba Martina agitando su palo artesanal.
-Estos imbéciles piensan que algún no vacunado acudirá de rositas a su llamada después de toda la represión, el desgaste, el acoso, el daño emocional y mental... - manifestó Abel.
-Después de meses de vivir en el exilio más de uno volverá; solo hace falta que leas algunos rostros. Habrá deserciones; tenemos que estar atentos. No me preocupa quiénes se vayan, sino que no desvelen dónde estamos. Bastante duro es vivir en la clandestinidad como para encima tener que añadir el nomadismo - dijo Obs007.
-Estamos en un mal momento. Malditos... - Vader apretó el puño.
-Siempre lo hemos estado, Vader - LaBola le guiñó un ojo.
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