viernes, 13 de agosto de 2021

CAPÍTULO 14

 Un silbido sonó a la entrada del valle. 

-¡Es Frank, ha vuelto! 

Un nutrido grupo de renegados madrugadores salió a su paso para darle la bienvenida. Estaba amaneciendo. 

La noticia se extendió por el poblado. A los pocos minutos se sentaron todos en la placita de reuniones. Frank, de pie en un extremo de la Asamblea, empezó a explicar su aventura. Todos escucharon atentos. Y a medida que Frank iba narrando lo sucedido, se fueron indignando. 

-No se puede hacer nada sin el carnet de vacunación. No se admite dinero en efectivo. Cualquier gestión es telemática. 

-Control total - dijo Abel, mirando al suelo. 

-1984 - Noa cogió una piedra y la lanzó con rabia hacia la montaña. 

-Entre el gobierno del Mal hay islitas de esperanza. El doctor De Benito está ayudando a escapar a quienes son engañados para sacarles la médula... 

-De Benito, el médico bueno - Rossai juntó las manos a la altura del pecho en señal de agradecimiento. 

Frank no sabía cómo comunicarles la sospecha final. 

-El problema es que un convoy de los Mossos ha enfilado hacia aquí. Ahora están en Talarn, pero no sé, no me gusta, habrá que estar atentos...

El sol se había levantado sobre el horizonte, aunque sus rayos aún no alcanzaban el fondo del barranco. En ese momento, el ruido de un helicóptero resonó entre los acantilados. 

-¡Escondéos, escondéos, vienen a por nosotros! 

Un potente foco salido de la panza del helicóptero iba recorriendo el barranco.

-¡Mierda, mierda, mierda, todos al túnel, al túnel! - bramó Abel. 

LaBola subió al aprisco de las cabras y abrió la puerta del corral. Ellas y las gallinas no tendrían problemas para sobrevivir. Todos corrieron a recoger las pocas pertenencias de valor que pudieran transportar. Los niños estaban ya entrenados gracias a los simulacros de evacuación que habían realizado periódicamente y para ellos aquello era una actividad lúdica más, así que en pocos minutos todos los renegados fueron desapareciendo del alcance del helicóptero. Todos iban siendo tragados por la boca de un túnel escondido a pocos metros de la plaza de reunión. 

Cuando todos estuvieron dentro del túnel, los más fuertes bloquearon la entrada con una enorme piedra. La roca tenía unas hendiduras que encajaron a la perfección en unos pivotes del suelo al hacerla rodar: quedó anclada. Unos pasos más adelante se amontonaban provisiones que estaban preparadas para ser transportadas en mochilitas. Cada uno cogió una y se la colocó en la espalda. Había también luces frontales, mecheros y linternas. 

-Aunque la piedra es grande y ha quedado perfectamente encajada, la bofia no tendrá problemas para dinamitarla si es preciso, así que ¡en marcha! 

Con paso ligero fueron avanzando por el túnel. Hacía frío dentro. El techo del pasadizo era bajo, de piedras talladas de forma irregular, pero la marcha resultaba cómoda. 

Anduvieron unos 500 metros cuando llegaron a una bifurcación. 

-A la izquierda - dijo LaBola. - Sobre todo, los que vayáis los últimos supervisad que no quede ningún rastro que delate la opción que hemos tomado. 

El suelo de piedra viva no retenía ninguna huella de pasos, pero algún resto, papelillo, jirón de ropa podría dar una pista a los polis. 

Llegaron a otra división del túnel. Esta vez se ofrecían tres opciones. 

-Fantástico - dijo Abel -, es un laberinto. 

-Nuestros amigos los cátaros nos dejaron una excelente red de caminos, unos por la superficie y otros subterráneos. Os recuerdo que a ellos los querían quemar en las hogueras inquisitoriales, así que tuvieron que agudizar mucho el ingenio. Y a quienes nos gusta la historia medieval nos han dejado un legado muy valioso. Y útil. Es el de la derecha - LaBola señaló la boca oscura a su diestra. 

A los 200 metros, otra bifurcación. 

-Si la bofia revienta la entrada, se harán un lío - dijo Rou. 

-De esto se trata. Aunque vengan varios maderos, tendrán que dividirse para explorar todas las opciones. 

-¿Qué longitud tiene la red de túneles? - preguntó Marian. 

-Depende de adónde quieras llegar - respondió de manera enigmática LaBola. 

-¿Eso no se lo dice el Gato de Cheshire a Alicia en el País de las Maravillas? 

-Sí, Viscoelástica, y es verdad. La red subterránea atraviesa todo el Pirineo. Montsegur, Rennes-le-Ch^ateau... nosotros intentaremos llegar a Os de Civís. 

Abel la cogió del brazo y le susurró al oído:

-¿Te das cuenta de que hagamos lo que hagamos estamos perdidos? 

-Moriré matando, Abel, y lo sabes. Y además hay una esperanza. 

-Dime cual es, necesito escuchar algo así.

 Bajaron aún más la voz para que ninguno de quienes les seguían les escucharse. 

-El remedio ha sido peor que la enfermedad. Por lo que dice Frank, necesitan como sea localizar a los "puros". Es curioso: puros es como llamaban a los cátaros en Occitània - sonrío para sí. - Si necesitan médula limpia, eso significa que la proteína de la espícula S ya ha empezado su labor priónica. A los vacunados no les queda mucho tiempo de vida. 

-Y entonces, "los últimos serán los primeros"... 

-Sí. Los repudiados, los apestados, los leprosos, seremos la Nueva Humanidad. 

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